Todos los días me pregunto
¿Por qué tanto desperdicio?.
Paso al supermercado,
cuyas megalotiendas acechan en cualquier rumbo de la ciudad y aún más, en lo
suburbios del Estado de México. Directo fui a la zona de pescados. Un
despliegue de cadáveres moradores del mar, yaciendo en una cama de hielo. A un
costado, productos del mar empaquetados allí, en la pescadería del supermercado,
en paquetes informales de poliestireno, recubiertos con dos o tres vueltas de
plástico transparente: Atún ahumado, sierra ahumada, almejas, surimi, barras y
placas de procesado empanizado, por decir algunos, entre una gran diversidad.
Al otro costado, pescados empaquetados ya aderezados: al ajo, con ajonjolí, a
la talla y desafortunadamente repitiendo como finalizamos la
frase anterior, entre un gran diversidad. Así se repite varias veces.
Pero lo peor, es que rara vez encuentras algo de buena calidad.
Pero lo peor, es que rara vez encuentras algo de buena calidad.
En obsequio de tener
opciones, al parecer, de manera insensible se tiran la mayoría de esos
perecederos. “Es un daño colateral a
ofrecer siempre opciones”…Mi estomago se retuerce de la insensibilidad.
Pienso…¿Cuánto daño hicieron al entorno marino para que sea un daño colateral y
casi todo se tire?, ¿Cuánta gente se muere de hambre o cuántos niños
no pueden alimentarse sanamente y la mayoría del pescado termina en la
basura?...Todo, por ser mejor que la competencia, por ambición. La verdad, por
pendejadas. La vulgaridad del que piensa cortito.
Camino una cuadra y
platico con el señor del expendio de periódico. Le pregunto si paga todos los
diarios y revistas que no se venden. No, me comenta, todas esas se regresan.
Tal vez la mayoría se procesan, pero procesarlo implica un desperdicio de miles
de cosas y en el proceso de reciclaje de papel…¿Cuántos químicos contaminantes
no se utilizan, como la sosa cáustica y donde terminan esos químicos? ¿ Y tanto
papel de donde viene?, pues de los pulmones del planeta.
Pasas por el expendio de
pollo y lo mismo.
Mi pregunta…¿Cuántas cosas
se tiran solamente en obsequio de ofrecer opciones al consumidor?
E
Antes no existía eso, era impensable.
En los cincuentas, sesentas y hasta setentas era impensable, pues todavía
existían secuelas del hambre y las guerras. Ahora es un inconsciencia tolerada
y cotidiana. Una zona de confort. Nos hacemos ciegos, más bien, nos hacemos
pendejos, que es diferente.
Es como ver un bonito río ser contaminado con diferentes tipos de
tóxicos todos los días. Pasar a su lado y tolerar su paso, ver como se va
deteriorando por qué son miles de fabricas que tiran el desecho y todas, absolutamente
todas, viven a un costado del río. Sus familias, amigos, conocidos, viven y
comen del río, entonces me hago la
pregunta ¿Por qué lo hacen ?, en serio, ¿No tienen consciencia?.
El pensar cortito al parecer, es un hábito en nuestra plástica sociedad moderna
y más que eso, es una costumbre aceptada.
Consecuencia…y pienso en la una consecución de secuencias a un acto.
También pienso: Consciencia, estar conscientes de las secuencias. Así lo
pensé, sin recurrir al diccionario, tal vez, por qué la palabra ya no exista en
el vocabulario moderno.
Me imaginé como era antes. Tienditas, pequeños negocios, todos ellos de
personas de la comunidad, que les daría vergüenza ofrecer algo en mal estado o
de mala calidad. Y más aún, que se enterarán de todo lo que se desperdicia con
tal de ganarle a su vecina competencia.
Yo creo no tienen consciencia "de estar despiertos" y mucho menos conciencia "de lo que esta bien y mal".
Busqué en Google conciencia y lo primero que me apareció fue esto:
Conciencia.- Enigma de la ciencia y filosofía.
Ya valió madre, le echaré un ojo.
muy inteligente descripción del despilfarro de la bastedad de la patrimonialización humana de la vida marina para efectos alimenticios...
ResponderEliminarSi Nayar, es una pena: La insensibilidad,y la falta de conciencia. Te mando un saludo.
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